La idea de “lo extraño inquietante” que Freud desarrolló en su artículo titulado “Lo siniestro” de 1919, es abordado en la llamada Estética de lo Siniestro, dónde la experiencia artística busca la dislocación de las emociones en el espectador, la conexión con todos sus sentimientos, sus placeres, miedos, sueños e ilusiones. Así de retadora es la obra de Andrea Galad, un artista italiano que es algo más que un simple fotógrafo. Él es un narrador real. Con su serie “Omnia Monstra Humane Sunt“, en español: “Todos los monstruos son humanos’’; Andrea quiere mostrar lo que está oculto dentro de nosotros: “Nosotros somos monstruos, todos nosotros, y dejamos de ser así cuando nos demos cuenta de ello’
Andrea confiesa que desde que era un niño siempre pintó cosas extrañas, y cuando creció no podía soportar el hecho de que ya no era capaz de retratar las cosas de la forma en que las veía en su mente, y así fue como comenzó su trabajo con la fotografía, como un medio para explorar su psiquis y plasmar esas inquietantes imágenes que de niño y ahora adulto, le inquietaban y fascinaban.
La principal inspiración de Andrea es el corazón humano. Las emociones y sentimientos son como mundos misteriosos y ocultos, llenos de historias, llenos de ruinas, dolor y llenos de amor. El proyecto se inició cuando Andrea se dio cuenta que las criaturas más terroríficas, crueles y despiadadas del mundo son la raza humana. Los seres en sus fotografías son híbridos de animales y hombres, hay una fuerte carga de homoerotismo en sus imágenes, vemos en sus modelos una monstruosidad que va más allá de lo fantástico o mitológico, es entonces, una monstruosidad humana, el reflejo de las facetas más obscuras del hombre, soledad, depresión, dolor, ira, enfermedad, mentira y desamor.
Texto por: David Ocampo @davidonoir
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